La apertura de una herencia puede ser, en muchas ocasiones, un foco de conflictos familiares. Los problemas más frecuentes tienen que ver con el pago de impuestos, el reparto de bienes y la designación de herederos. Pero hay más, cuando una persona fallece deja en herencia sus bienes, pero también todas sus deudas y las responsabilidades civiles de los procesos judiciales en que estuviera inmerso.
No todas las herencias llevan consigo un aumento del patrimonio personal del heredero; si no se cuenta con el asesoramiento adecuado el heredero podría llegar a ver cómo éste disminuye cuando lo que hereda, por desconocimiento, son deudas. Hay otras en las que alguno de los llamados a heredar permanece en actitud pasiva llegando a generar importantes desencuentros y alargar en el tiempo el proceso de reparto y adjudicación. En muchas ocasiones surgen enfrentamientos no deseados entre los miembros de la familia.